El mejor amigo del hombre
Lealtad, empatía y amor incondicional vienen sin pensar a mis dedos para que las escriba como cualidades intrínsecas del mejor amigo del hombre, el perro. Para ser ecuánimes y no herir susceptibilidades, cada cual que rellene este espacio con gato, tortuga, conejo, iguana o cualquier otro ser vivo que consideremos digno de ser llamado nuestro mejor amigo. Se trata de ser flexibles y considerar mejor compañero de un tramo de nuestra existencia a aquel que está omnipresente, en las duras y en las maduras.
Ellos cuentan con una de las capacidades innatas más valiosas: encarnan y llevan a gala, como ya nos gustaría a los humanos, EL ARTE DE LA ESCUCHA PROFUNDA Y SILENCIOSA. Son grandes maestros en detectar cómo nos sentimos y actuar en consecuencia siendo el mejor apoyo, sin grandes estridencias, sin hacer ruido y sin darnos apenas cuenta, se adentran en nuestro sentir de una manera tan fina y magistral que pone los pelos como escarpias.
Se mimetizan en un tris con nuestro estado de ánimo, cambian de registro acomodándose a él y como bálsamo para nuestras heridas nos aportan calladamente un amor tan grande que de ninguna forma podría ser ni cuantificado ni agradecido.
Auténtica esencia: el mejor amigo del hombre.
Defienden la LEALTAD hacia sus dueños/amigos de alma a capa y espada, tanto es así que serían candidatos más que apropiados para darnos a los llamados humanos unas buenas clases prácticas en lo que a esta materia se refiere. El mejor amigo del hombre no necesita de máscaras ni caretas para conducir su existencia en esta experiencia vital. Carecen de memoria en lo que al rencor se refiere y nos muestran siempre su MEJOR VERSIÓN. Se olvidan al segundo si le damos un manotazo en uno de esos arrebatos tan humanos de …” hoy tengo un mal día…y lo pago contigo…porque la confianza da asco …
y necesito descargarme con alguien…”
Aunque la mítica frase atribuida al poeta griego Diógenes o quizá a Lord Byron esté muy sobada, personalmente me parece brillante y la suscribo: “…cuanto más conozco a los hombres, más me gusta mi perro…” Algunos la tildan de fatalista, otros de retrógrada, cada cual que saque sus conclusiones y opine según su histórico, desde aquí doy por válido y
respeto cualquier punto de vista, al fin y al cabo, en la variedad está el gusto y todos nos nutrimos de todos.
Lo cierto y verdad es que observando a los animales se aprende mucho en lo que se refiere a des complicación y dolores de cabeza innecesarios ¿No será que mientras más avanzamos en la ESCALA EVOLUTIVA más nos distanciamos de nuestra AUTÉNTICA ESENCIA? ¿Es eso un ir hacia adelante en nuestro desarrollo o más bien un ir hacia atrás?
Más corazón y menos cabeza
MÁS CORAZÓN Y MENOS CABEZA, más intuición y menos razonamientos en bucle, que cuando entramos en el bucle del raciocinio nos volvemos obsesivos y esclavos de nuestro supuesto conocimiento superior como animales pensantes. Hagamos una pausa en esos momentos para solo sentir, sintamos ese océano en calma dentro de nosotros mismos donde se encuentra la verdadera llave que abre todas las puertas nos lleva a todas las soluciones y nos acerca de manera natural al encomiable comportamiento que magistralmente ponen en práctica nuestros maravillosos AMIGOS DE ALMA.
Practiquemos el arte de la escucha sin pronunciarnos, tan bonito es hablar como callar. El simple hecho de contar con la cualidad innata de poder transmitir mediante el don de la palabra no nos hace estar siempre en posesión de la verdad.
Aunque hace ya algunos años que no cuento con vuestra compañía mis queridos Kika y Teo, os llevo conmigo y agradezco de corazón todas las vivencias juntos ¡Cuánto he aprendido de vosotros y con vosotros!
Bellas almas un “hasta siempre” es todo lo que mis ojos llenos de lágrimas me dejan expresar. ?